Muchas veces nos sentimos agotados, tristes, sin tiempo, cansados de la misma rutina y es ahí cuando debemos hacer un alto.
En días recientes sentí esa carga que necesitaba liberar, respirar otro aire, dejar aún lado todo y encontrarme con mi Yo. Esto no significa que haya perdido mi norte, es que simplemente hay tanta energía negativa en nuestro entorno que nos cargamos aunque no lo deseemos y eso me ocurrió.
Me escapé para uno de mis lugares favoritos, la playa. Me senté en la orilla y me desconecté de la gente para escuchar el va y ven de las olas, respiré profundo, admiré la belleza del mar, acaricie la arena y sentí como se deslizaba por mi mano, di gracias a Dios por estar allí, viva, pero lo más especial fue que pedí fortaleza y sabiduría. Lo mejor, salí de allí recargada de energías positivas.
¡Te exhorto a que te desconectes y te encuentres contigo mismo en un lugar en el cual sientas la buena energía y respires paz! Hazlo y después me cuentas como te fue... ¡Hasta la próxima!
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