sábado, 17 de julio de 2021

¡Mi grandiosa experiencia con el anidaje!



En el área norte de Puerto Rico frecuento un “spot” para respirar aire puro, deleitarme con el oleaje del mar, escuchar su melodía y escapar del estrés que produce la jornada diaria en el trabajo.

Hace aproximadamente dos meses, en una fresca mañana, descubrí un anidaje de tinglares ya identificado, lo cual me resultó sorprendente y cerca de mí. Desde hace mucho que anhelo tener esta experiencia. Lo visitaba en ocasiones con la esperanza de lograr verlos en acción. Resulta, que recientemente estuve hablando con un matrimonio que aprecio, los cuales me contaron su “hobby” cuidar los tinglares... No lo podía creer... ¡cada día más cerca!

Pues sí, hoy en la mañana tuve la oportunidad de estar presente en parte del proceso de esta grandiosa experiencia, acompañada de personas extraordinarias, y expertos en este tema, quienes representan la organización “Yo Amo el Tinglar”. ¡Qué experiencia tan hermosa
especial! Y eso que llegué un poco tarde, ya que los tinglares habían seguido su camino, pero sé que... ¡los sueños se hacen realidad!

Estuve presente en el conteo de huevos y demás proceso científico. ¡Muy educativo e interesante!

¡Gracias Myrna, Leticia, Prof. Fernández y demás compañeros por recibirme, orientarme para comprender mejor el proceso y regalarme una grandiosa experiencia de vida! ¡Mis respetos y admiración! ¡Muy pronto nos volveremos a ver en alguna costa del océano atlántico!

¡Lo simple consiste en apreciar, cuidar y valorar lo que tenemos a nuestro alrededor y a quienes tenemos en nuestras vidas! ¡Es sencillo, no te compliques! ¡Compromiso y acción es lo que necesitamos!

Hasta la próxima... ✌🏼



domingo, 21 de marzo de 2021

Recargando energías...

Muchas veces nos sentimos agotados, tristes, sin tiempo, cansados de la misma rutina y es ahí cuando debemos hacer un alto.

En días recientes sentí esa carga que necesitaba liberar, respirar otro aire, dejar aún lado todo y encontrarme con mi Yo. Esto no significa que haya perdido mi norte, es que simplemente hay tanta energía negativa en nuestro entorno que nos cargamos aunque no lo deseemos y eso me ocurrió.


Me escapé para uno de mis lugares favoritos, la playa. Me senté en la orilla y me desconecté de la gente para escuchar el va y ven de las olas, respiré profundo, admiré la belleza del mar, acaricie la arena y sentí como se deslizaba por mi mano, di gracias a Dios por estar allí, viva, pero lo más especial fue que pedí fortaleza y sabiduría. Lo mejor, salí de allí recargada de energías positivas. 

 ¡Te exhorto a que te desconectes y te encuentres contigo mismo en un lugar en el cual sientas la buena energía y respires paz! Hazlo y después me cuentas como te fue... ¡Hasta la próxima!